¿Llevas toda tu vida cargando una pesada armadura porque te dijeron que esta batalla llamada vida se libraba escondiendo el miedo? A mi también me lo dijeron, pero pude darme cuenta a tiempo de que precisamente esa armadura era el principal motivo por el que no avanzaba, porque es un paradigma tan pesado como un ancla y tan inútil como la chatarra oxidada.
En este artículo voy a plantearte una serie de razones por las que deberías mejorar tu arte de la vulnerabilidad como la mayor fortaleza que deberás incluir en tu perfil. Después, pasaré a proponerte algunas técnicas para que adoptes a la reina de las actitudes profesionales y te cotices mejor en tu mercado.
Te estarás preguntando cómo es posible que yo, siendo coach en transformación profesional, te esté sugiriendo adoptar a la vulnerabilidad como estrategia para elevar tu desempeño, pues la respuesta es simple: Porque desde que iniciamos nuestra carrera profesional, e incluso cuando empezamos a vivir, se nos adoctrinó para que fuésemos la especie más fuerte del ecosistema para sobrevivir y conquistar, dejando de lado lo que hace posible nuestra esencia: Las emociones. Más contradictorio, imposible.
Estarás contemplando la posibilidad de dejar de leer este artículo porque sigues sin comprender cómo ser vulnerable, débil y con emociones va a catapultarte al siguiente nivel. Peor aún, para mi infortunio ya estarás excluyéndome de la lista de coaches ejecutivos que podrían ayudarte a salir de tu bloqueo creativo y tu estancamiento profesional… Pero antes de que te vayas, reflexiona lo siguiente: ¿Qué tan lejos quieres llegar con tus aspiraciones sin tu humanidad? Porque humanidad es lo mismo que hablar de vulnerabilidad, y viceversa.
Lo de ser profesional y competitiva me fue enseñado en el mundo corporativo como cualidades inquebrantables si quería ser exitosa en una industria de valientes que no lloran y temen a escondidas. Si quería ser respetada, debía priorizar mi intelecto y capacidad técnica sobre cualquier otra cosa, porque hablar de las inseguridades personales era como poner a una oveja a cuidar lobos.
La vulnerabilidad se ha satanizado como una debilidad desde que se asocia con el victimismo. Es que no se trata de exponer tus heridas y desgracias para que la lástima te ubique en la posición profesional que llevas años persiguiendo, o que ese aumento de salario te sea otorgado porque pobre de ti, que no tienes méritos pero sí tragedias. Estos escenarios se alejan del concepto de lo que es verdaderamente una persona vulnerable con poder.
¿Y qué pasa si me niego a ser vulnerable y sigo cargando mi brillante armadura? Te daré tres razones para que lo pienses dos veces:
- Si no desarrollas tu vulnerabilidad, tus talentos carecerán de soporte.
- Si no te muestras vulnerable, tu credibilidad tambaleará.
- Si no gestionas tus retos con vulnerabilidad, lo que hayas construido se vendrá abajo.
¿Entonces qué es ser vulnerable y cómo puede ser la fortaleza de un profesional disruptivo? La vulnerabilidad es la capacidad de reconocer que estamos cansados de luchar, que hay errores del pasado que nos persiguen y que crecer es tan doloroso que pensamos mil veces en tirar la toalla, pero aún así, decidimos seguir avanzando porque dejar de experimentar esta vaina llamada vida sería una peor opción.
Ser un profesional vulnerable nos dota de confianza en nosotros mismos y en los demás, porque si superamos el reto de aceptar nuestras imperfecciones y compartirlas con el mundo ya estaremos a la mitad del Everest viviendo con un propósito coherente.
Te propongo entonces algunas prácticas de vulnerabilidad para crear la mayor de tus fortalezas y puedas transformarte e impactar constructivamente en tu entorno:
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- Si los problemas en casa te desenfocan y bajan tu productividad, expresa a tus colegas tus preocupaciones como un reto que estás tratando de superar para regresar con mejores ideas a la mayor brevedad, y que agradeces su paciencia y comprensión.
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- Si un fantasma del pasado (trauma, error garrafal o fracaso) te persigue y mina constantemente tu confianza, coméntalo como una historia graciosa, porque las risas y la buena onda de este abordaje solo pueden traer historias similares de otras personas y consejos de superación.
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- No tienes que contar con pelos y señales tus desgracias, no se trata de destapar tu intimidad cuando el objetivo es conectar con los demás para mejorar el desempeño común, es suficiente con que compartas la lección final y positiva de esa experiencia vergonzosa. De todos modos, la vergüenza es también un sentimiento natural y válido que debemos aceptar con gracia.
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- Si haces parte de un equipo de trabajo y se ha paralizado tu fuente creativa, la opción más honesta es reconocer que no estás en tu mejor momento pero que estás haciendo hasta lo imposible para encontrar el origen para solventarlo, y que mientras eso ocurre estás disponible para brindar apoyo en otros aspectos.
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- Si estás a cargo de algún área de la organización, comparte tus inquietudes ante cualquier coyuntura desde una reflexión abierta en la que invites a los demás a comunicar las suyas con el único objetivo de acordar soluciones. Con esta actitud lograrás que te vean como alguien más que está dispuesto a lanzarse al barro si la cosa se pone peor.
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- Normaliza hablar sobre emociones, es la conversación más profesional que puedes tener, porque sea lo que sea que venda la organización para la que trabajas, ofrecen la solución a un problema que genera malestar al cliente, y ese malestar tiene nombres bajo la categoría de emociones y sentimientos.
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- El bienestar financiero no puede sostenerse si los otros bienestares no estás cubiertos. Prioriza tu bienestar mental y físico porque son tus activos matriz para que las arcas sigan nutridas. Esto lo saben de sobra los gerentes cuando la ausencia de un empleado por enfermedad es la causa por la que los números no estén tan arriba.
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- Si tu perfil es de liderazgo, recuerda que la vulnerabilidad permite la conexión y que ésta a su vez sucede cuando creen en ti. Cuenta tus historias, las de inseguridad, temores y fracasos que te han convertido en un líder que hoy forma líderes.
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- La vulnerabilidad es el potenciador de talento por excelencia cuando hablamos de autoliderazgo. Hacerte responsable de tu destino requiere mostrarte al mundo tal y cómo eres, honrando tus orígenes y apasionándote por cada detalle de tu presente para construir un futuro del que puedas sentir orgullo.
¿Te ha parecido muy grave ser vulnerable? Espero que todo lo contrario, y espero también que tus ideas preconcebidas sobre vulnerabilidad empiecen a desmoronarse para que recuerdes que ser una persona profesional con éxitos y glorias es solo una de las tantas representaciones de ser, antes que nada, humano… Porque no nacimos siendo el empleado del mes, gerente o C.E.O., nacimos siendo humanos.
Muchas gracias por leer y hasta la próxima vaina.
Tu coach, Sandra.
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