Si estás por enfrentar un cambio masivo en cualquier aspecto de tu vida, me gustaría proponerte algunas estrategias para no claudicar antes de tiempo y sobre todo para que no te conviertas en la persona que nunca has querido ser para encajar y conservar así las amistades y el trabajo.
He vivido en cuatro países (próximamente serán cinco), he laborado en siete industrias y en doce empleos, por lo que en teoría este estilo de cambio continuo me haría una autoridad experta en facilidad de adaptación al cambio pero la verdad es que no lo soy porque no es fácil, nunca se domina y Darwin me apoya.
Adaptarse «fácilmente» debilita el crecimiento profesional, porque lo de fácil es resignarse a la imposición de: «¡Es lo que hay, así que… ¿lo tomás o lo dejas?!»
En su lugar, soy partidaria y defensora de la siguiente invitación que nos hace nuestra mejor versión del futuro: —«Mira, esto va a ser un desmadre, no tenemos preparación ni faro para explorar. Así que, abramos el coco (mente) y aceptemos lo que sea congruente con lo que somos. Sí, lo sé, todo será confuso, pero si no nos movemos no crecemos»—.
Volviendo a Darwin, Charlie para los amigos y creador de la Teoría de la Evolución, éste llegó a la conclusión de que no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que más responde a los cambios. ¡Responde! Quédate con esta palabra pues la desmenuzaremos más adelante.
En este artículo, quiero proponerte entonces cuatro pasos para construir una conducta de adaptación al cambio que te ayude a no ser parte del rebaño pero sí a aportar mejor valor en la creación de soluciones para que seas la reina o el rey de tu propia jungla.
Paso 1: Anticipa solo lo anticipable.
Se habla de estar preparados con un plan para atender el cambio, es la norma de la anticipación. Es como asumir que viene un golpe y debes prepararte para que te duela menos, pero no es conveniente anticipar ese dolor o sentimiento, sí se puede estimar más o menos pero no decidir hoy cómo sentirte en tres días a esta misma hora cuando llegue el cambio, porque si anticipas las emociones te costará enfocarte en la objetividad de la situación.
Sé que te estoy enredando la cuerda y lo hago a propósito por lo siguiente: Anticipar es más efectivo a nivel de recursos y conocimiento porque si anticipas tu sentir, cuando llegue el gran momento y éste sea lo que no esperabas —casi siempre es así— te costará un océano hacer clic hacia un sentimiento más práctico y resolutivo.
No tines una bola de cristal, así que ocúpate de comprender con objetividad para entender mejor tus reacciones subjetivas.
Ejemplo: Vas a mudarte a otro país donde su cultura es opuesta a la tuya. Piensa en anticiparte a través del conocimiento sobre ese país, de cómo viven los extranjeros en él, estudia estadísticas relevantes y que te sean útiles, los márgenes en los que puedas moverte con lo que eres y sabes hacer. Si el margen es pequeño, en ese reto yace la oportunidad.
Paso 2: Aprende a pivotar
La acción de cambiar es esperanzadora, pero la de pivotar la hace además puntual y eficiente.
Pivotar es hacer un giro sobre un mismo eje, que en relación al cambio que vas a experimentar es tomar todo eso que eres, que es tu eje, y reorientarlo hacia otra perspectiva sin desconectarte. Imagina a un jugador de baloncesto con pelota en mano, acorralado por sus contrincantes y sin espacio para maniobrar. Su estrategia para cambiar la situación y generar un pase sin perder su centro es a través del pivote, esa acción corta pero decidida que le permita realizar un pase impecable.
Tu objetivo con este paso es familiarizarte con las barreras del nuevo cambio, si son temporales o permanentes, su origen, lo que han hecho otros para superarlas y sobre todo si son externas o un producto de tu ilimitada imaginación.
Da ese pequeño pivote casi imperceptible pero decisivo para continuar, aunque todavía no veas claridad para realizar la siguiente movida.
Ejemplo: La empresa para la que trabajas ha sido vendida a un holding. Las barreras que encuentras son las siguientes: Estilo gerencial sin liderazgo, objetivos desalineados con los tuyos y otras líneas de negocio que no te son familiares. Cuentas con experiencia acumulada y una identidad, no lo olvides, tu pivote estrella sería el de abordar con empatía tus relaciones para hacer equipo con la nueva gerencia, desarrollar habilidades adicionales para ser parte del logro de esos objetivos (priorizando los tuyos) y aprender del nuevo negocio para encontrar la manera de aportar tu talento. De esta manera no te descentras, te expandes.
Paso 3: Responder
Regresando a Charlie, la fortaleza que te recomiendo cultivar es la de responder a ese cambio importante con los activos que tengas y siendo realista con los que puedas potenciar para tratar de igualar fuerzas. Aunque para ser honestos, al principio las nuevas situaciones que cambian nuestra vida ganan casi siempre el primer pulso.
En este sentido tus acciones deberían estar pensadas en desatar reacciones que te permitan conocer puntualmente a lo que te estás enfrentando, lo que la anticipación no puede desvelar. Es decir, ejecutar acciones que no solo mitiguen el impacto del cambio sino que también te lleven a su fondo y así adaptarte a lo que sea congruente con tu propósito y gestionar creativamente lo que no.
Responder entonces, es que te enfoques más en lo que puedes aceptar para mejorar y no en lo que debas perder para encajar.
Ejemplo: Tu posición jerárquica dentro de la empresa para la que trabajas está en la base, te rodean solo caciques. Tu trabajo es tan técnico y monótono que crees no tener oportunidad de crecimiento. Tienes dos paradigmas que romper: que no puedes mejorar lo existente y que no tienes espacio para crecer. Si un proceso es monótono depende de ti, todo es susceptible a ser dinamizado, si no el proceso sí lo es el talento. Genera y presenta propuestas de mejoramiento, tal vez tus ideas no sean tomadas en cuenta pero sí tu iniciativa y compromiso, para cuando surja un nuevo proyecto tus superiores piense en ti porque tienes la curiosidad de adaptarte a nuevas situaciones.
Paso 4: Desencaja
Estarás pensando que desencajar es contradictorio cuando lo que buscamos es adaptarnos al cambio como pieza de Lego, pero sucede que estamos hablando de evolucionar para alcanzar otras latitudes, como eso que dicen por ahí de que nadie es profeta en su tierra o lo que describe el concepto de disrupción.
Tienes que ser y hacer diferente con tu desempeño siempre eficiente, creatividad, ir un paso adelante y aprendiendo continuamente. No te invito a que seas competitivo con las personas que llegaron primero que tú y siempre han hecho las cosas de la misma manera, lo que pretendo insinuarte es que utilices tu talento para mejorar linealmente lo existente para que sea consecuente con la cultura del nuevo sitio… Y para que no pierdas el interés una vez allí.
Ejemplo (de la vida real): Cuando me mudé a Panamá por trabajo hace dieciocho años me enfrenté a un choque titánico en lo sociocultural. En el ámbito laboral todo funcionaba de manera opuesta a la que estaba acostumbrada, a un ritmo distinto y con un liderazgo extraño para mí. Tenía claro que no iba a renunciar a mi identidad para adaptarme y acepté el hecho de que no podía reacomodar las cosas a mi conveniencia, así que opté por hacer y dar lo mejor que podía con innovación como centro pero respetando las filosofías. Me encontré con críticas destructivas, por supuesto, pero ir más allá de lo que se me pedía de forma armoniosa se convirtió en mi forma de compatibilizar, porque los altos estándares de calidad son el lenguaje universal y favorito del corporativo.
Si quieres que tus logros hablen por ti no deberías utilizar siempre el mismo procedimiento para asumir otros cambios venideros porque ninguno se parecerá, ni tu objetivo deberá ser el de domar el arte de la adaptación, porque adaptarse al cambio de manera exitosa solo es posible si se entiende que es un proceso imperfecto y que es más de fortaleza mental que técnica.
Gracias por leer y hasta la próxima vaina.
Tu coach, Sandra.