Archivos «X» y Procrastinación: Los anti-aliados

Archivos "X" y Procrastinación: Los anti-aliados

Si su objetivo en la vida es no hacer posible sus sueños, solo tiene que aliarse con dos fuerzas: el temor a lo desconocido – sus archivos «X»- y pensar veintiún veces para tomar una decisión – Procrastinación -.

En la niñez y parte de la adolescencia nos creemos súper héroes y nos vamos de frente aún sabiendo que será un choque inminente, que en su peor consecuencia nos costará la pérdida de un diente, pero aún así nos lanzamos. Luego, entrando en la vida adulta, somos más precavidos porque no nos apetece sumar otra cicatriz a nuestro mapa corporal y emocional, pero seguimos motivados para perseguir la aventura estando atentos a las señalizaciones de peligro en el camino. Más tarde, cuando llegamos a los años de estabilidad, nos paralizamos ante una oportunidad de cambio que podría acercarnos al gran sueño, ¿por qué?, pues porque resurgen nuestros archivos «X» y procrastinamos en dar ese primer paso. Nos sumergimos en un congelamiento espacio-temporal esperando una señal… no, más bien esperando un empujón de una tercer fuerza que nos guíe a lo que nos conviene. Un milagro que haga el trabajo por nosotros. Esperanza utópica!

«Que estoy bien como estoy, que ya estoy muy viejo, que no puedo desestabilizar a mi familia, bla, bla, bla». Y mientras tanto en el salón de la justicia… nos seguimos quejando de que no hemos llegado a la cumbre de los campeones. Esto solo sucede por una simple y amarga razón: No nos da la gana!

Es que no hay que que sacrificar el patrimonio y la vida familiar para lograr aquello que nos desvelaba cuando sabíamos que había un futuro, ese sueño de ser la persona que queríamos ser, vivir como queríamos vivir y hacer lo que otros no. La estabilidad actual ya nos ha debido dar madurez y fortaleza, faroles perfectos para concretar lo que en años de hambre y estupidez proyectamos como: «algún día seré / tendré / haré«.

El temor es la gasolina que mueve las guerras, solo si se trata como un aliado y no como un enemigo, así que vamos a usarlo solo si estamos seguros de querer luchar con furia cada batalla. Un ejemplo común, es aquella persona que tiene en la cabeza una idea de negocio que lo haría independiente, pero teme invertir una parte de sus ahorros para hacer un ensayo de laboratorio por temor a perderlos. Ahí lo tenemos! Ese temor debería ser el fuego que nos impulse a trabajar con la determinación requerida para no dejarnos alcanzar del fracaso.

La procrastinación solo le funciona a los osos perezosos porque es su naturaleza, no la nuestra. Entre más vueltas le demos al carrusel como espectadores, habrán otros con las mismas ganas de montarse al caballo, que sin duda pasarán sobre nosotros aplastando nuestro orgullo, eligiendo el mismo caballo que estábamos contemplando y luego nos sacarán la lengua (o el dedo del medio) como símbolo universal de los atrevidos que no tienen tiempo de pensar si quieren ganar.

«Es que hay que pensar bien las cosas, es que no quiero perder, es que las cosas buenas tardan en llegar y por eso espero, …es que, es que…» Pues muy bien, ya que estamos es esa onda de la dulce espera, aprovechemos para tomar un té y leer las noticias del día, y veremos como el primer titular que llegue a nuestra vista será: «Ganador de la carrera de caballos triunfó por no gustarle el té». Lancémonos! Que para eso ya existen paracaídas para hacerlo menos traumático y más divertido. No permitamos que otros en la misma carrera y con los mismo recursos lleguen antes que nosotros. Quien lo piensa demasiado pierde, y se queda tomando el té.

La estabilidad de la dichosa zona de comodidad (llamada también monotonía) nos impide ser la gran estrella de rock, el super héroe, el Aristóteles Onasis, el Einstein. Hemos perdido la iniciativa para actuar en escenarios de riesgo, hemos dejado a un lado el interés de seguir aprendiendo.

Compremos un boleto sin regreso a esos archivos «X» y a la procrastinación y disfrutemos de la vida exitosa que merecemos, simplemente siendo nosotros mismos, pero en modo recargado. Ser espectador del éxito de otros es un pésimo plan de retiro, así como enseñar a los nietos los planos y maquetas de grandes ideas que nunca nacieron. ¿ No quisiéramos cambiar eso desde AHORA ? La maravillosa cualidad del futuro, es que podemos cambiarlo en el presente.

Gracias por leer y nos vemos en la próxima vaina.

Sandra.

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