Setenta y tantos, cabellera ceniza en un corte moderno, jeans, blusa, americana y zapatos deportivos. Se muestra elegante y sonriente. Las personas del restaurante al que llega no pueden evitar mirarla, desprende un aire de haberse pasado la vida haciendo cosas que le han hecho feliz. A su encuentro, un caballero también en sus años dorados, la recibe con un beso romántico y un abrazo. Su conversación acompañada por un café descafeinado resulta en risas ocasionales. Ella ríe a carcajadas y no le importa si con ello importuna a la mesa de al lado.
Así me visualizo en aquellos años, sobre todo llevando un corte de pelo punk minimalista. Cruzo los dedos para que la moda de zapatos deportivos en treinta años proponga estilos rockeros pero elegantes. Rezo también para que mi marido opte por mantener su estilo clásico y tranquilo, y que la tecnología capilar sea aún más avanzada para que tenga la melena que tanto anhela.
Lo más complejo en este ejercicio de *pajazo mental, es visualizar el proceso para llegar a ese estado, porque tendemos a idealizar el resultado para aferrarnos a la esperanza, pero ¿estamos realmente dispuestos a generar las acciones que implica?
Este último año he conocido diversas personas en su edad de los 21 quilates, unos con historias de aventuras y otros apenas buscando cómo aventurarse a vivir. De estos últimos es de los que más he aprendido, pues dedicaron sus años productivos a trabajar incansablemente para proveer a su familia, dejando de lado los sueños de juventud. Hoy, con los hijos fuera de casa, la misión cumplida y mucho tiempo de sobra, motiva ver a estos veteranos de la vida en motocicletas de exhibición y vestimentas exuberantes soltando una mirada de realización personal y con la indiferencia hacia la opinión de los demás. Bravo por ellos, se lo merecen. Nunca es tarde para vivir como te dé la gana.
Sin juzgar ni mucho menos a quienes toman esta decisión -porque yo también me decidí por ello- me pregunto si la alternativa de posponer los sueños a cambio de estabilidad financiera proporciona felicidad además de satisfacción. Pregunta difícil y abre un debate interminable al estilo religioso/político/futbolístico. Me atrevo a asumir que la sabiduría y la valentía vienen con los años para la mayoría de nosotros, y que otros ya han nacido con un espíritu dispuesto a batallar por su propósito cueste lo que cueste, aunque implique facturas sin pagar. En ambos casos, lo cierto es que debemos valorar cómo de felices queremos ser en aquel momento de la mañana en que estemos tomando la pastilla para la presión arterial mientras contemplamos nuestras manos arrugadas.
Emprendedores: no importa qué velocidad hayamos elegido para llegar al destino, lo que cuenta es que llegado el día de contar nuestra historia a la nueva generación no tengamos remordimiento alguno de lo que no hicimos, porque al fin y al cabo la existencia sólo son dos días, el día en que nacemos y el día en que morimos, la vida como tal es aquella que hacemos en medio ¿verdad?
Así que ahora o en treinta años, vive de tal modo que haya valido la pena.
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*Pajazo mental: Juego de la imaginación que provoca visiones de lo que se anhela, produciendo satisfacción efímera sin haber aplicado acción.
Gracias por leer y nos vemos en la próxima vaina.
Sandra.