Los síntomas
En los meses anteriores sufrí un bloqueo personal que no pude anticipar, pensaba que todo iba bien, la vaina fluían y estaba segura de hacia dónde me dirigía. Pero surgieron pequeños sismos personales y me distraje con un cerdito unicornio que se atravesó a mi paso (el cerdito representa un temor sin identificar cuya misión es desviar la atención). Esta distracción la percibí como mecanismo de protección ante aquellas situaciones fuera de mi control. El resultado, desmotivación y – por supuesto – pérdida de foco.
El principio dinámico
La dinámica de la existencia se representa en el movimiento, todo cambia, todo se agita, es así como funciona la evolución.
Parecido ocurre en lo corporativo y en el trabajo. Aunque haya un plan maestro vendrán situaciones que sacudirán los cimientos. Las personas cambian de deseos y necesidades todo el tiempo, los estrategas lo saben, y por eso tienen siempre un plan de respaldo que les ayude en la transición, procurando que la misión de su propuesta de valor siga siendo leal a sus clientes. Yo vs. Cerditos unicornios
Prestar atención exagerada a mis temores me llevó a dudar de mi propósito personal, consideré alejarme de él, cambiarlo, hasta llegué al punto de dudar de mis habilidades para materializar mis ideas. Dudé de mi poder, ¡gran error! Lo que hice fue olvidar que la vida se agita a diario para sacar lo que no le es útil y simultáneamente se asegura de que los cimientos permanezcan fuertes. Este olvido me costó la multiplicación de los cerditos unicornios, se formó una fiesta descontrolada con mucho alboroto y un género musical espantoso para mi gusto: el «agobia-tón». Pobres de mi cerebro y espíritu que me enviaban señalas en medio de esta fiesta y no les presté atención. La primera señal fue un dolor de cabeza constante, resultado de pensar demasiado; la segunda, una presión en el pecho, ocasionada por el olvido de respirar profunda y conscientemente. Suena bastante metafísico, lo sé, pero es la realidad de la sinergia mente – cuerpo. Recalculando la mejor ruta
«¡Si tu alrededor siempre se mueve, MUÉ-VE-TE CON ÉL!», me dije un día al hacer catarsis. Era hora de poner en acción mi plan de respaldo para recuperar la motivación y el foco en mi propósito, para recordarme a mi misma que debo ser leal a mi esencia. Mi plan de respaldo implica en ser constante con las cosas que disfruto, como escribir este blog; planear de manera flexible mis semanas; también implica la disciplina, como el levantarme temprano (aún me cuesta habituarme al horario de la gallina, pero poco a poco…); respirar profundamente cada mañana, meditar; agradecer al Universo por lo bueno, lo malo y lo feo… agradecer también como manera de pedir ayuda para soltar. Y está funcionando, mi propósito de vida ya no cojea, me siento más fuerte y segura de que mi misión tiene valor. Lo que aprendí de la resaca
- Somos seres en continuo movimiento y cambio, entonces nuestro propósito debe ser flexible al cambio.
- La desmotivación es una señal para cambiar de rumbo.
- Los temores hacen parte del juego, no son el juego, porque los cerditos unicornios son necesarios, y aunque me cueste admitirlo, son lindos.
Recordemos que siempre tendremos a nuestra disposición un plan de respaldo para recalcular el camino. Los temores siempre estarán allí para hacernos más valientes ante el reto de la evolución.
Gracias por leer y nos vemos en la próxima vaina.
Sandra.