Vaya viaje el que he hecho al recordar a cada uno de los jefes que han pasado por mi vida laboral. A algunos los recuerdo con cariño y a otros… les debo la inspiración para transformarme en profesional de valor. Son estos últimos, los jefes creadores de experiencias desagradables, los que se llevan el verdadero mérito en nuestro desarrollo profesional, porque sitúan el listón muy alto con la intención de ponernos a prueba, pero lo que en realidad hacen, es prepararnos para ser vencedores.
He condensado en cinco perfiles las características de estos seres inolvidables, según mi experiencia. Luego analizo en cómo se puede transformar sus fallas en oportunidades de mejoramiento personal y profesional.
1. El paternalista: «Hijo(a), lo estás haciendo mal, vas a romperte un brazo»
Cómo es:
- Este individuo es condescendiente, te aprecia como al menor de sus hijos, desconfía de tu capacidad básica para comprender instrucciones, te supervisa cada cinco minutos.
- Se enfoca más en el bienestar promedio de su equipo de trabajo porque no tiene tiempo de individualizar su enfoque en cada miembro.
- No te confía responsabilidades importantes, le cuesta delegar.
- Te quiere enseñar pero no te permite ponerlo en práctica a la primera: «será para la próxima vez hijo(a). Ahora no podemos equivocarnos».
- Tiene la habilidad de pasar de general de ejército a hada madrina en cuestión de segundos.
Tu oportunidad:
- Aprovecha su lado paternal para generar una relación de confianza donde la comunicación sea vital, aprender a comunicarse es clave en el mundo corporativo.
- Tienes una oportunidad clara de desarrollar otras habilidades fuera de tu rol en el equipo, pues él no se espera que aprendas otra cosa.
- Mira la limitación en tu campo de acción como una oportunidad para ser más creativo.
- Aunque te mueras por participar en ese proyecto en el que poca experiencia tienes pero sí muchas ganas, es la oportunidad de tomarlo como una clase magistral desde las gradas. Se aprende mucho cuando tu misión es, por el momento, traer el café a tu jefe y al equipo.
2. El gemelo: «Somos iguales, pero yo nací primero… Con tres minutos de diferencia»
Cómo es:
- Tiene tu misma preparación académica y trayectoria laboral, solo que tuvo la suerte de aplicar al cargo tres minutos antes que tú.
- Proyecta una imagen madura pero es egoísta, y no comparte información para que hagas de manera más eficiente tu trabajo.
- Sabe que tienes mejores habilidades y que harías mejor el trabajo, por eso bloquea tu participación y presencia con sus jefes.
- No da importancia a tus aportes y presenta los resultados, si son óptimos, como suyos.
- Está muerto de miedo por perder su puesto.
Tu oportunidad:
- Trabaja en fortalecer tu autoestima y motivación. Él se siente en una carrera contra reloj y no está seguro de sí mismo.
- Pon sobre la mesa opciones más allá de lo que te pide, y aunque te falte información, especula un poco sobre posibles buenos resultados, verás como te suelta los datos que te faltan para que elabores una propuesta más interesante.
- Dedica tiempo a fortalecer las interacciones con tu equipo. Generar comunidad conduce al aprendizaje continuo.
- Comparte todos tus puntos de vista y tus ideas. Todo. Esto impulsará aún más tu creatividad.
- Toma algún curso para pulir una cualidad adicional que él no tenga. Esto te dará valor agregado, y hazlo por ti y no porque quieras competir contra él.
3. El hiperactivo: «El triatlón es su disciplina de relajación»
Cómo es:
- Tiene tanta energía que se ofrece a hacer parte de tus asignaciones.
- Te pide que hagas cinco cosas para la misma fecha de entrega, acompañado de una frase motivadora como: «¡vamos que tu puedes!».
- Es desordenado, o como diría él, encuentra orden en su caos.
- Quiere que vayas a su misma velocidad aunque te cueste los pulmones.
Tu oportunidad:
- Empieza por hacer ejercicio, tal vez no te guste, pero tratar de igualar su resistencia te llevaría a aprender mucho de él. Además necesitas estar sano.
- Invítalo a una infusión (relajante, eso sí) para sostener una conversación en la que te cuente cómo hace para mantener tanta vitalidad.
- Aprende a discernir entre lo que es importante y lo que es urgente. Prepara un cronograma de las cosas que te pide hacer y compártelo con él, de inmediato se dará cuenta de que primero va el uno y después el dos.
- Aprende el hábito de llevar una agenda, una bitácora o un cronograma mensual de tus actividades, y toda aquella información que pase por tus manos organízala en archivos fáciles de ubicar.
4. Sr. Hielo: «El Polo Norte es mi refugio”
Cómo es:
- El 90% de su comunicación contigo es por correo electrónico.
- Es hermético con su vida privada. Ni una sola foto familiar o con su perro sobre el escritorio.
- Le faltan unos cuantos modales, pero sabes que en el fondo es una buena persona.
- Es como un fantasma, aparece y desaparece sin aviso.
- No sabe cómo asignarte tareas explicándote los detalle, así que opta por presentártelas como una orden.
Tu oportunidad:
- Tal vez necesita espacio para sus pensamientos (para eso le pagan). Tienes suerte de no tenerle respirándote en el cuello, así que aprende a utilizar de manera eficiente el tiempo y el espacio que tienes para trabajar en lo tuyo.
- Sabes que tu escritorio es una maqueta de Lego, a lo mejor te convendría hacer limpieza visual y dejar sólo tus esenciales.
- Si sales de la oficina primero que él al terminar la jornada, despídete con un «hasta mañana, que tenga buena tarde». Tú sí tienes modales y además eres buena persona.
- Como las palabras escasean, aprende a leer su lenguaje corporal, así podrás anticiparte a lo que pueda pedirte.
5. Sr. Miyagi: «Tener ambición sin conocimiento es como ser un barco en tierra firme». – ¡Qué sabio es este personaje! –
Cómo es:
- Es ambiguo con sus instrucciones.
- Se muestra cercano pero tiene mil cosas en la cabeza (para eso le pagan) y a veces no contesta al instante a tus preguntas.
- Espera que entiendas a la primera la misión compleja que te acaba de encomendar utilizando pocas indicaciones. Aunque sea de pocas palabras, es respetuoso y trata de entablar conversaciones contigo sobre tu vida.
- Se acuerda de tu cumpleaños, aunque sea una semana tarde.
Tu oportunidad:
- Cuando te encomiende aquella misión compleja, repítele lo que has entendido con los detalles que tú crees que coinciden en los espacios en blanco. Asegúrate de que tienes todo lo que necesitas de él para empezar a trabajar.
- Estos espacios que suele dejar en blanco para ti, son en realidad un código de comunicación que tu puedes convertir en un lenguaje que ambos puedan manejar. Será divertido, los demás pensarán que están conspirando.
- Es un ser de sabiduría, si quieres aprender más, pídele participar en un proyecto extra.
- Ofrécele llevar su agenda. Sé que no quieres ser su asistente personal, pero así le ayudarás a darle fluidez a sus días y tú sabrás en que momento acercarte para sacarle una que otra enseñanza.
Seguramente habrán cientos de perfiles de jefes, a ti te habrán tocado mejores o peores jefes que a mi. Así que comparte conmigo tu experiencia para que honremos juntos a la figura más odiada y amada del planeta… además de la suegra.
Recuerda: además de ser parte de un equipo de trabajo o un subalterno, tu oportunidad de crecimiento es la de aprender de los errores o desaciertos de tus jefes para fortalecer tu talento, porque algún día tú serás el jefe, y ser jefe debería ser una vaina divertida.
Gracias por leer y nos vemos en la próxima vaina.
Sandra.