Vamos a suponer que la reciente exhibición de boxeo entre Floyd Mayweather, Jr. (ex pugilista, 44) y Logan Paul (youtuber, 26) no fue una exhibición para recaudar likes y millones. Pretendamos que se trató de una escena pedagógica de David y Goliat a la inversa, donde David es el fuerte y experimentado y Goliat el más joven de la clase que se lleva todo por delante.
Imaginando con gracia y burla lo anterior, llevemos ahora a estos dos personajes al contexto del corporativo, específicamente a los equipos de trabajo intergeneracionales donde los jóvenes quieren comerse el mundo y los maduros ya hacen digestión de él; donde el novato corporativo con toda su fogosidad añora sistemas con tecnología de inteligencia artificial mientras el veterano se enfoca en mantener la estructura en pie para que aguante la siguiente tempestad.
Si sometiésemos a debate sobre qué pesa más a nivel corporativo, si la pasión fresca de un graduado summa cumme laude nacido con el gen tecnológico, o la entereza del más antiguo de la oficina con la piel gruesa y con su docena de lápices HB, es posible que la discusión sea eterna. Lejos de querer aburrir en defender extremos, se me ocurren algunos asaltos pugilísticos para evaluar los movimientos de cada personaje:
Temeridad vs. Prudencia. El corporativo registra en caja porque supera riesgos, así que con cierta lógica contratará talento humano que no le tema a lo desconocido y tenga poco que perder, o no tema perder. Por otro lado, requiere de la experiencia de los prudentes para caer, si es lo que toca, con elegancia y con poco control de daños. El temerario diría que si lo contienen no avanza para ganar y que tanta prudencia atrasa el proceso, mientras que el prudente dirá que a ese hoyo ya cayó una vez y que por ahí no es, aunque implique un retraso de ruta.
Espontaneidad vs. Instinto. Es cierto que los años mozos vienen con la frescura de actuar sin pedir permiso, por lo que a un líder de equipo le viene bien que uno de los suyos sea original en sus planteamientos. Las ideas y comportamientos más estructurados nacen del instinto del más antiguo del equipo, pues nuevamente la experiencia ya le ha abofeteado en el pasado y le ha dicho que antes del dos es el uno y que no estamos para perder tiempo… Que queremos llegar a casa temprano para hacer cosas de gente adulta.
Sangre caliente vs. Cabeza fría. El potro siempre querrá dar el primer golpe, correr más rápido y llegar a la meta con la victoria. Ese impulso es necesario en los tiempos que corren cuando la competencia es cada vez más salvaje y la tecnología evoluciona cada vez que pestañeamos. El calor del momento y la pasión a tope suelen talar un bosque y con él oportunidades, es por eso que la cabeza fría de los que ya saben, ayuda a mantener el enfoque y la capacidad de análisis para cada árbol del bosque, no porque les falte pasión, sino porque la deben racionar para lo siguiente. «Ahora o nunca», diría el novato, «ahora y guardar para después» diría el veterano.
Agilidad vs. Precisión. Vamos a verlo desde una perspectiva de habilidad mental, porque a nivel físico la agilidad se añeja en barril de roble. En una reunión de lluvia de ideas, el novato deja el paraguas en casa porque mojarse es lo cool y es lo que motiva a su maquinaria mental a brotar creatividad, entre más planteamientos haga (aunque algunos no tengan pies ni cabeza) más oportunidades generará para pivotar. El veterano, sabe que el agua moja y se centra en lo que sabe que sí funciona, así que toma las ideas contemporáneas del novato para darles el toque pragmático que el proyecto necesita. Son las ventajas de que uno hable más y el otro solo escuche.
Salario vs. Salario. Un tema álgido para un enfrentamiento de egos, donde el novato dirá que merece más dinero porque tiene un doctorado en «yo sé más que el viejo», mientras que el veterano tiene ya veinte años de experiencia en «la vida es una caca pero aquí sigo». Como es un tema candente y de muchas aristas, se lo dejo al corporativo, que ya tiene su escala salarial para estos casos, aunque algunos crean que no es justa y otros que sí lo es. En temas de dinero, es difícil complacerlos a todos…
¿Qué pesa más entonces para el corporativo? Creo que no puede elegir entre uno y el otro o querer más de uno que del otro. El balance dinámico (que ya no puede ser estático) que necesitan las empresas requiere de un enfoque y buena onda intergeneracional como manera de mantener la renovación de sus sistemas. La visión fresca del novato con su optimismo y energía desbordada recuerdan al veterano que el primer paso siempre será el más divertido, por aquello de que cuando te caes te ríes de ello, mientras que la visión centrada y adaptada del veterano le recuerda al novato que la madurez es la colección de errores hechos cicatriz para alertar que por allí, ciertamente, no es.
Por lo anterior, el corporativo y otros entes se han inventado programas de mentoría para potenciar el compromiso de ambos bandos, donde el rol de maestro y estudiante es simultáneo para los dos, y lejos de un ring competitivo el objetivo es innovar en la premisa de «tu tienes algo que yo quiero y yo tengo algo que tu necesitas». Que por algo en la «pelea» entre Mayweather vs. Paul no hubo un vencedor sino la intención clara de hacer dinero… mucho dinero, y de eso va también la vaina del corporativo.
Muchísimas gracias por leer y hasta la próxima vaina.
Sandra.