Donde se siembra crítica se cosecha estrategia

Donde se siembra crítica

Lizzie Velásquez es el ejemplo perfecto para iniciar esta entrada. Lizzie nació prematuramente con una extraña enfermedad en la que el porcentaje de grasa en su cuerpo es de cero. Los inconvenientes que ha padecido su salud física no han sido excusa para vivir la vida que quiere y decide, pues es escritora y oradora motivacional, una de las mejores en mi opinión. Para llegar allí, Lizzie fue blanco del cáncer virtual, el acoso, y en lugar de alimentarse de la opinión negativa de otros, lo ha utilizado como leña para avivar su fuego interior que la ha llevado hasta la cumbre donde hoy se encuentra. La cumbre de la excepcionalidad. Más que una historia de superación, el testimonio de Lizzie es una lección sobre estrategia.

Constructiva o destructiva, la crítica nació para quedarse. Estará en todos los menús y listas de reproducción, así que más nos vale abrazarla, consentirla y convertila en una estrategia para emprender mejor con nuestras vainas.

Antes de llegar a la confección de la estrategia, me gustaría seccionar la comprensión de algunas situaciones para que el proceso sea más objetivo y menos personal, porque esa es la intención final del crítico, que se nos encalle su opinión en el alma, ya sea positiva o no. Así que vamos por partes, como sugiere Jack.

Emprendimiento en todas sus gamas

Aunque el término emprender nos lleva inmediatamente al mundo de los negocios, es solo una de tantas aplicaciones del mismo. Emprender es la actitud proactiva para llevar a cabo cualquier iniciativa, desde hacer la cama todas las mañanas hasta fundar una fábrica de galletas eco-veggie.

Mamá y papá son emprendedores, cuando decidieron traernos a este mundo y formar una familia, casi siempre imperfecta porque de lo contrario no tendría gracia; el vecino se ha iniciado en el aeromodelismo y con ello emprende un hobby tras su jubilación; tu prima ha decidido abandonar el sedentarismo y ser estrella de crossfit para mejorar, entre otras cosas, su salud mental; tu colega de oficina ha juntado a varios amigos para emprender un viaje de voluntariado a un país africano; la familia de escasos recursos que vende helados caseros en la esquina del barrio los fines de semana para completar su presupuesto mensual; el nieto de la amiga de la abuela de tu compañero de clases de acuarela, ha diseñado un videojuego con el que pretende ser el Rockefeller de la industria. Y así, tantos emprendimientos como personas en el mundo.

Tipos de críticos

…Y tipos de críticas, que van desde la específica sobre un tema banal hasta la crítica general sobre un tema trascendental. En ambos escenarios actúan la crítica constructiva y la crítica destructiva, aunque preferiría definir a esta última como la oportunidad de ver las cosas desde otro punto de vista, que aunque sea incongruente con el propósito, permite que el emprendedor aprenda a cubrirse de teflón para que la mala intención le resbale.

Personas que critican en forma de retroalimentación y con ganas de ayudar; personajes que no entienden lo que haces, no se molestan en preguntar y pronostican fracaso; otras personas con enfoque parcial, que no son expertos en el tema y no tienen idea de por qué critican; expertos en el tema que no han tenido tu idea primero y buscan ser obstáculo para adelantarse en la competencia; familiares y amigos incondicionales que estarán siempre firmes apoyándote sin importar el desmadre en el que te estás metiendo. Tantos críticos y tipos de críticas como personas en el mundo.

Estrategias emprendedoras

De la crítica positiva a un nivel superior. Si la retroalimentación que recibimos es de elogio y aceptación, quiere decir que el entorno entiende lo que hacemos y para qué lo hacemos. Lo cómodo sería alargar esta etapa hasta que se acaben los halagos, lo emprendedor es idear la forma de superar expectativas, porque lo bueno puede ser mejor, lo mejor convertirse en excelente y lo excelente transformarse en extraordinario.

De «no entiendo lo que haces» a filtrar audiencia. Si la iniciativa emprendedora depende de la aceptación del público, la comunicación clara del mensaje es vital para generar el impacto que se busca. Si son pocos los que no lo entienden y hacen un ataque crítico, es mejor no invertir tiempo y recursos en explicaciones extendidas. La oportunidad aquí es la de definir el perfil de la audiencia y estructurar un plan de comunicación para la misma. Mientras más se conoce a la gente, más podrá ofrecérsele. Aplíquese también para proyectos personales recordando que el objetivo no es que todos entiendan lo que hacemos, el objetivo es que lo entendamos y disfrutemos nosotros.

De «es un proyecto interesante, pero no es lo tuyo» a la exploración. Le podría extrañar al entorno que de ser gerente de un banco se pase a ser coach de vida o artista de musicales. Las opiniones con falta de fe suelen llevarnos a la duda sobre nuestras capacidades, cuando en realidad solo son puntos de vista desde la jaula del confort. Emprendemos lo que otros no se atreven y ese no es nuestro problema. La acción estratégica debe basarse en no complacer el ego del otro y adoptar un sistema nuevo de exploración y aprendizaje para la nueva carrera, hobby u oficio. En otras palabras, de la duda a la formación.

De «¡¿en qué diablos te vas a meter?!» a medición de riesgos. Salirse del rebaño es una aventura no apta para fatalistas. Sus opiniones podrían llevarnos al lado oscuro de las consecuencias desastrosas que aún no han ocurrido. Si nos hablan desde la experiencia, es un cuento distinto y en este caso es importante tomar nota de cómo lo hicieron para no tropezar con sus mismas piedras. De todos modos, diseñar un plan de contingencia o pedir prestada una red de seguridad serían la mejor estrategia dentro de la categoría de ‘por si acaso’.

De «vales poco, fracasarás» a «mírame cómo lo hago». Al mejor estilo de Lizzie, la estrategia es demostrarse a sí mismo y retarse así mismo, entendiendo que nuestra valía no la determinan los demás sino nuestro sistema de valores para construir y transformar. La estrategia, de modo más técnico, sería investigar las necesidades de los críticos destructivos (suelen tener muchas) para diseñar una propuesta de su interés, como por ejemplo, una aplicación en donde desahogar su veneno y que les sirva de tono de llamada para su teléfono. Si el ataque es más personal, hay un útil botón —tanto tecnológico como mental— que se llama bloquear.

Existen tantas estrategias como creatividad tengamos. Lo importante es dar su sitio a la crítica, buena o mala, y el mejor sitio podría ser una hoja de Excel, un análisis FODA, la empatía o la compasión.

Muchas gracias por leer y hasta la próxima vaina.

Sandra.

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