Una guía directa para soltar la culpa, el qué dirán… y volver a ser tú.
Importaculismo es una actitud.
Significa que algo te importa un rábano, tres pepinos o un asterisco… Si sabes a lo que me refiero con asterisco.
Eso de que la palabra tiene poder, es verídico. Y aquello de que las palabras se las lleva el viento no tanto… Y Scarlett O’Hara lo confirma.

Hablando con una amiga acerca de autoestima femenina, discutíamos sobre cómo las críticas, malintencionadas o no, de los demás nos afectaban a la hora de intentar reinventar nuestra vida.
Llegamos a la conclusión de que la opinión de los demás siempre nos va a importar, pero que la diferencia la hace el lugar en el que la ponemos: en nuestra identidad o en el contenedor de la basura.
No estás para gustar, estás para gustarte.
El importaculismo tiene muchos alcances, pero en mi experiencia como coach, mentora y chica en apuros, existen dos que deben ser dominados para que no nos dominen:
Importaculismo aplicado a la opinión no solicitada e importaculismo para que el caos mundial nos resbale un poquito.
Hoy hablaremos del primero. Y queda atenta al próximo artículo donde hablaremos sobre cómo ser expertas en el segundo.
Muchas de mis clientas me han contado sus historias de cómo las opiniones malintencionadas —e incluso las más benévolas— se han convertido en obstáculos para llegar a ser ricas y famosas.
Por ello me he planteado esta cuestión filosófica:
¿Cómo harán las cantantes exitosas para llegar a la fama y la riqueza con el peso de su club de haters?
Lo he descifrado con esta corta guía de tres pasos fáciles de digerir que puedes aplicar si los comentarios, alusiones o chismes que circulan a tu alrededor te están asfixiando.
Llamemos a esta guía…
Importaculismo en 3 pasos.
Paso 1: ¿Quién te critica… también canta?

Identifica la intención del atacante.
Si critica porque ya pasó por ahí y ganó, te interesaría analizar lo que dice.
O critica porque ya pasó por ahí y perdió, te interesaría conocer cómo perdió.
Peo si critica sin haberse arriesgado ni siquiera… ¿necesitas escucharle de verdad?
Ten esto en cuenta:
Las personas que te rodean y que te critican están más asustadas que tú.
Entiéndelo… y sonríeles.

Reinventarse no es una decisión de valentía: es arriesgarse y que pase lo que tenga que pasar.
Paso 2: ¿Una canción alegre o de despecho?

Separa la razón de la emoción.
Pero solo por un momento, y con el objetivo de extraer la parte útil de la opinión ajena que te está hackeando el coco.
«¿Vas a dejar ese trabajo estable, en el que llevas toda la vida, para irte a vivir a otro país? No creo que sea una decisión responsable».
Te habrá dicho tu prima Josefina, que tiene 45 años y vive con sus padres.
La parte útil de esa intervención serían las palabras estabilidad y responsabilidad. Justo los conceptos que llevan la bandera de tu plan de cambio de vida.
Así que, sin querer queriendo, tu prima te ha hecho el grandísimo favor de reforzar que tu estrategia está bien encaminada, aunque su intención haya sido otra.
A veces la crítica no es sobre ti, es sobre cómo les incomoda que tú sí lo estés logrando.
Paso 3: Solo bailando se aprende la letra

Actúa, porque de todos modos siempre van a hablar de ti.
Una mujer sabia que conozco —y que, casualmente, es mi mamá— tiene este dicho:
“Cuando hablan de ti a tus espaldas es porque estás haciendo algo importante.”
La acción con riesgo te da evidencia tangible de que tus inseguridades exageran.
Y si aun con el ruido de las opiniones ajenas sigues avanzando, felicidades: tu sueño pesa más que los miedos que otros proyectan sobre ti.
A veces la crítica no es sobre ti, es sobre cómo les incomoda que tú sí lo estés logrando.
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Si logras aplicar estos tres pasos y salir invicta de la próxima opinión recibida como un dardo, felicidades: ya eres experta en importaculismo.
Pero si te resulta difícil, te escucho:
¿Cuál es esa opinión o crítica que no has podido sacar de tu sistema?
Te leo en los comentarios.
Hasta la próxima vaina,
Tu coach,
Sandra




